Taberna Oliveros (C/ San Millan, 4).
Llegamos a la Taberna Oliveros a través de Google Maps. Aunque el lugar es pequeño no nos faltó sitio porque éramos los únicos del lugar. El cocido vino presentado en dos vuelcos: La sopa, en cuenco de barro individual, era bastante aguada y sin sustancia. La tan temida falta de grasa. No se pudo repetir ni a nadie se le hubiera ocurrido. El segundo vuelco, en una pequeña fuente, también individual, incluía garbanzos, verdura, chorizo, morcilla, morcillo y tocino. Los garbanzos, saucanos, eran escasos y de textura correcta aunque algo insípidos. La verdura, en mi opinión lo mejor, estaba bastante conseguida pero, como todo lo demás, era escasa. El tocino, muy muy escaso, estaba poco cocido aunque no intratable y no puedo recordar ya ni su sabor, al igual que el del chorizo, la morcilla y el morcillo. Estuvimos de acuerdo en ponerlo merecidamente en último lugar de la lista.