Nueva incursión de la asociación en un cocido de la ruta del cocido. El elegido para esta nueva jornada es un nuevo local en estas lides del cocido madrileño, Los Arcos de Ponzano de la calle de Ponzano, 16, 28010 Madrid.
Un nuevo cocido de menú servido en dos vuelcos.
El primer vuelco trae la sopa, que se presenta, como es habitual en los cocidos de menú, en cuenco individual.
Sopa sin personalidad propia pero sin dejar de ser aceptable de sabor y textura. Se me viene a la cabeza el adjetivo estándar.
El segundo vuelco lo presentaron en una bandeja común con una pieza contada de cada ingrediente. Es lo que tienen los cocidos de menú.
Los garbanzos eran castellanos, estaban bien cocidos pero insípidos.
El repollo estaba bien cocido y bien rehogado lo que le daba un buen sabor. Lo mejor del cocido.
La patata y zanahoria seguían siendo estándar y, como se puede apreciar, escasas.
De las viandas poco mejor se puede decir. El chorizo estaba pasable. No así la morcilla que era de ínfima calidad.
El pollo, morcillo y tocino con veta estaban pasables pero lejos de sobresalir. Incidir en la escasez del género.
No somos obsesos de la cantidad pero de desfallecer comiendo un cocido a pelearse por un garbanzo hay un paso.
Para acompañar a los garbanzos la ya impuesta salsa de tomate con un toque de comino, aceptable, y unas piparras picantes y de cuestionable calidad que de nuevo aparecieron en el segundo vuelco. Segunda vez consecutiva que esperemos no se repita. Llámennos clásicos pero nos gusta probarlas con la sopa.
El precio del cocido era adecuado.
No así el del vino, el Regajal, algo subido para la calidad exhibida.
Como resumen podemos comentar que nos encontramos con lo que esperábamos, un cocido de menú estándar. Sin más.
Es lo que tiene la ruta del cocido que, aparte de buenos especialistas, tiene el peligro de encontrar neófitos que desmerecen mucho el tratamiento que se hace del cocido madrileño.
Quizás merezca la pena exigir a los que quieran entrar un mínimo de cariño. Es una reflexión que dejamos encima de la mesa.
Nota final: 3.2