A veces, nuestro afán de seguir en busca de ese cocido madrileño que tanto nos gusta, nos lleva al tipo de taberna que más atrae a los miembros de la asociación.

En el madrileño y castizo barrio de Lavapies, en la calle del Mesón de Paredes 13, la Taberna Antonio Sánchez se erigió en 1830 como lugar de reunión y tertulia de aficionados taurinos. No en vano ha pasado por las manos de varios profesionales del toro.

Este hecho se ve reflejado completamente en la decoración del local, con cabezas de toros y fotos de toreros de otra época, que acompañan a una maravillosa barra de zinc de las que ya no se ven.

Pero bueno, vamos a lo que nos ocupa, el cocido madrileño. La Taberna Antonio Sánchez lo presenta en dos vuelcos. El primer vuelco con la sopa se sirve en cazuela de barro de la que el comensal se puede servir y repetir también si lo desea.

La sopa, aunque se dejaba comer y tenía un sabor aceptable, adolecía de la sustancia necesaria para presagiar una gran continuación.

El segundo vuelco, individual, se presenta en un plato por comensal, con el repollo y los garbanzos mezclados con las patatas y la zanahoria.

Todo ello haciendo la cama a las viandas de más entidad como el morcillo, el pollo, el chorizo, el tocino con veta, la morcilla y el tocino sin veta.

Sorprende la falta de sabor de todo este segundo vuelco, incluso aún a sabiendas que la sopa estaba floja.

Los garbanzos por su parte estaban algo faltos de cocción, aunque no llegaban a estar duros. De la verdura podemos asegurar que estaba totalmente insípida, algo que puede llegar a ser normal si los ingredientes no tienen la calidad necesaria y si no se rehoga con algo de ajo y pimentón. Estaba únicamente cocida.

Vamos con las carnes y grasas.

En realidad no podemos hacer una buena crítica del conjunto porque no sería ético. La mayor parte de las carnes tenían un sabor bastante lavado y eso era porque los tocinos no estaban tampoco a la altura.

Esto se puede decir del conjunto, pero al menos encontramos una excepción que nos alivió el pesar, el chorizo.  Aunque escaso, como todo lo demás, estaba realmente bueno. Ahí si se vio calidad porque el sabor era destacable.

De cualquier forma, esta excepción no vale para aprobar el examen.

Como resumen podemos concluir que, aunque nosotros éramos los que más deseábamos poder hacer una buena crítica del cocido madrileño de la Taberna Antonio Sánchez, porque gustamos de los locales clásicos, no podemos hacerlo. El cocido es flojo y se podía haber cuidado mucho más. Aunque no es el peor que nos hemos echado a la cara, no es lo que se esperaba. Una pena.

El precio al menos fue coherente.

Con 18€ por botella de crianza de Ribera de Duero.

y aproximadamente 14€ por el cocido,

Se sale por unos 25 euros por persona. Algo caro pero aceptable.

Nota final: 3,75

Taberna Antonio Sánchez
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Un pensamiento en “Taberna Antonio Sánchez

  • 20 noviembre, 2016 a las 2:34 pm
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    En esta bendita casa estuve de jefe de cocina,tradición,pasión,gentileza y deje un plato de mi cosecha las acelgas en salsa verde con almejas y la tortillero San Isidro cuando lo llevaba un gran abogado como propietario y un encargado bajito pero que se desvivía por ella, gracias por haberme tenido como cocinero siempre lo recordaré.abrazos.

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